"Reflexiones sobre la amistad", de Manuel Carrasco Pascual

22.03.2019

No sé si en algún momento, a alguien se le habrá ocurrido escribir algo sobre el libro de la vida. El libro que pudiera ser el compendio de ella. Seguro que sí, seguro que mucha gente habrá plasmado para la posteridad aquellos aspectos que concurren en la vida de cualquier persona.

No me estoy refiriendo a la vida en cuanto al paso de los días, a la existencia desde que se nace hasta que decimos adiós a este mundo o a los acontecimientos que se suceden machaconamente en nuestro entorno y que nos hacen pensar en lo monótono del paso del tiempo. Sobre eso no me cabe duda que hay mucha tinta.

Yo quiero referirme a esa otra vida en la que se acumulan experiencias, vivencias que nos hacen felices o aquellos momentos en los que compartimos alegrías y penas con las personas que queremos y a las que no siempre nos unen lazos de consanguinidad o familiaridad, sino aquellas con las que compartimos la vida desde la relación, la vida desde los sentimientos, la vida desde el corazón. Una vida en la que no hay más lazos que los anudados por esa química especial que Dios pone en los seres humanos cuando se comunican desde lo más profundo y más puro del ser. A esa química le llamo Amistad. Amistad sincera. Amistad desde el fondo de nuestro ser. Amistad que te arde por dentro. ¿Existe o es solo una utopía?

También considero que la verdadera amistad no se entiende si no es bidireccional, porque la química tiene que circular en ambos sentidos, si no se convierte en dominio o en servilismo, según de donde venga.

Amigo es aquel en quien te apoyas cuando no te ves capaz de abordar solo los problemas; es en quien confías cuando nadie más puede entenderte; es aquel al que eres capaz de brindar tu ayuda incondicional simplemente por ser el amigo; es la persona que pase lo que pase, sea cuando sea o donde sea y en cualquier circunstancia, tienes la certeza de que él está ahí como una prolongación tuya, simplemente escuchándote.

Por todo ello creo que no se puede decir "tengo muchos amigos", la verdadera amistad suele venir en singular o en un plural muy reducido.

  • El calor de la amistad
  • es un calor que no quema
  • pero que arde el corazón
  • cuando al corazón te llega.