"Pandemia" de María Eugenia Morchio

11.09.2020

Dos abuelas vivían en una cabaña en las montañas. Cierto día mientras veían televisión, se enteraron de la pandemia del coronavirus. Ellas, Marcela y Eugenia, vivían solas; sus ojos se llenaron de lágrimas. Estaban solas en esa cabaña, pero sorpresivamente esa tarde tocaron su puerta, eran sus vecinos dispuestos a ayudarlas todos los días con los mandados; comprar sus remedios y asear su casa y jardín. Esa noche, las abuelitas se arrodillaron dando gracias a Dios por la ayuda de sus vecinos.

Llegó la primavera, en su jardín había jazmines, rosas y achiras de varios colores; mariposas volaban de flor en flor. Las abuelitas escuchaban la radio más felices y unidas tomando unos ricos mates con peperina junto a sus vecinos, agradeciendo su ayuda en los meses de invierno.

Al llegar el verano crearon el merendero y los niños y ancianos comían y desayunaban, tenían sus habitaciones y sus lugares de clases de yoga y memoria y la pileta con una profesora de natación. Ellos eran felices ya no estaban solos gracias a personas sanas de buen corazón.

Marcela y Eugenia salían todos los días a recorrer los campos; la pandemia había terminado. Comenzaron a realizar sus tareas en los comercios comprando lo prioritario. Pasaron por el Centro de Jubilados anotándose en las clases de gimnasia; yoga y el taller de memoria. En el camino se encontraron con dos compañeras de colegio sobrevivientes del covid19 quienes, café mediante, le contaron su internación y la ayuda de sus médicos para salir adelante de esta pandemia que las tuvo con respirador.

Ellas siempre rezaban a Dios para que salvarán y él las escucho y hoy son testimonio de que la fe mueve montañas. Los domingos asistían a la Iglesia, leían los salmos y ayudaban al cura en las confesiones y en las ofrendas, y al concluir la misa entregaban una cita de la Biblia para la semana.

Así transcurrieron sus días en su cabaña ayudando a niños y ancianos que vivían en soledad. Y la visita de ellas era un canto a la vida; a la esperanza y al amor.