"La cara de Iñaki" de Miguel Ángel de la Calle Villagrán

13.10.2020

Ay, Patxi, qué bajo has caído. Estas aquí́ en el suelo esperando unas monedas y hasta estás contento... Será porque es la noche de San Sebastián... Será porque estás frente a la puerta del bar donde quedabas cuando eras normal... Ya han pasado 15 anos... ¿Seguirán quedando aquí́? Y si vienen, ¿me reconocerán, les reconoceré́? ¿vendrá́ también Iñaki ?... Ya me justaría; necesito verle y mirarle a la cara... Bueno ¡no te hagas ilusiones Patxi!...

¡Cómo me engatusó!... "Patxi, que no pasa nada, que no te preocupes. Como mucho, te pondrán una multa que pagaremos nosotros, claro, y ya te miraremos el sueldo, tranquilo. Es la única forma de evitar líos y salvar a la empresa".

Te pasaste de bueno o de tonto, o las dos cosas...

- Buenas noches, señor!...

- Buenas noches.

Otro que pasa de largo. Bueno, por lo menos me ha saludado. Hoy la gente tiene prisa. Que si la cena, que si el tambor, que si me falta el pañuelo, que si dónde están los palillos. Siempre pasa lo mismo, son los nervios de la izada.

- Buenas noches. ¿No tienes frío ahí en el suelo?...

- Buenas noches, señor.

Es otra vez el señor de la gorra con un carro de la compra cargado de cosas. Parece majo. Me regala galletas y patatas y me invita a tomar un café cuando acabe de comprar. Siempre hay gente así́, aunque habrá notado mi sorpresa...

- Buenas noches, señora.

Esta ni me mira. Igual no me ha oído...

Si siguen quedando aquí, tienen que estar a punto de llegar...

Lo que pensaba, ¡ahí están!, ¿por qué se me habrá ocurrido volver aquí después de tantos años?... Calla, calla. ¡Uy, ese es Federico... y Ander y Peio y Juantxo! Están todos... No me ven, no me reconocen. ¡Hala, ahí está, está Iñaki! Me ha visto, se ha dado la vuelta, me ha reconocido, seguro... ¿Le dices algo o pasas de él? Ahora o nunca. Le digo, le digo... esa espina aún duele...

Oiga, por favor ¿puede llamar a ese señor que está en la puerta del bar? Se llama Iñaki. Muchas gracias.

Uy, uy, viene hacia aquí...

- ¡Hola! ¿Quería usted hablar conmigo? ¿Qué desea?

- ¡Hola! Soy Patxi y tu eres Iñaki ¿No?

- ¿Cómo estás? ¿cómo va la empresa?.- Bien, todo bien. Pero Patxi, Patxi..., no caigo qué Patxi eres.

Lo que me temía, qué jeta, no cae dice.., ¡el hijo del jefe y amigo de la cuadrilla! ¡Ya le voy a recordar!

- No te acuerdas de mí? Hubo multa a la empresa y cárcel para mí. ¿Te acuerdas ahora?. Vosotros pagasteis la multa y yo pagué con seis años en la trena. Dije que la adulteración del aceite había sido cosa mía. Había que salvar la empresa, ¿recuerdas?. Me responsabilicé de todo y os exculpé de todo.

Iñaki me mira sin verme, está como ausente.

- Ah, ya caigo. O sea que eres Patxi. No te había reconocido. ¡Cuánto tiempo sin saber de ti?. ¿Cómo estás?

- Ya ves, en la calle, al salir de la cárcel fui a la empresa a hablar contigo. Nadie quiso recibirme. Tampoco recibí una visita en aquellos seis largos años. Después nadie me daba trabajo...

- No lo recuerdo Patxi, creía que te habías quedado por Madrid

- Ya, Iñaki, ha pasado mucho tiempo.

- Y ¿cómo has llegado a esta situación?

- Y tú me lo preguntas?... La vida, Iñaki, la vida.

Se han acercado Federico, Ander, Juantxo y Peio. Me han reconocido. Me saludan, parecen incómodos.

- ¿Quieres cenar con nosotros?- me invita Peio. Iñaki mira para otro lado.

- No gracias . He quedado con unos amigos en los bajos de Anoeta, Después a las doce iremos a ver las tamborradas...

Bueno, pues nos tenemos que ir.

Se van, se despiden; "agur, Patxi", me dicen. Vuelve el hombre de la gorra. Hace frío. Entramos al bar. Pido un té. Hablamos. Se oye la música, se oyen los tambores. Nos despedimos. Es la noche de San Sebastián.

Imagen: Tamborrada (Diario Vasco/JM. López)