"Un abuelo más" de Julián Camacho Morejudo

16.07.2022

Antonio acaba de cumplir 66 años de edad; hace uno que se jubiló, después de cuarenta años trabajando y cotizando a la Seguridad Social. "Es una jubilación merecida", se dice.

Cuarenta años de trabajo, son muchos años. "No he tenido apenas vacaciones"; "han sido tiempos muy difíciles, sobretodo, al comienzo; no olvides que yo ya he pasado varias crisis". "Luego vinieron los hijos (cuatro). Tres niños y una niña, que me hacían trabajar sin descanso". "Dios lo ha querido así, además -dice sonriendo- no teníamos televisión ni ordenador, como ahora".

"Cuando me jubile -se decía- mi mujer y yo vamos a recuperar el tiempo perdido"; "nos vamos a dedicar a hacer viajes a la playa, viajes que nunca pudimos hacer". "Nunca he visto el mar, y debe ser de una relajación y belleza indescriptible". "La verdad es que, para nosotros, mi mujer y yo, con los 1.100 euros que me han quedado nos sobran... para vivir y algún modesto caprichito".

Pero llegó la crisis, una nueva crisis. Sus hijos, tan excelentemente colocados, se vieron en la calle; de la noche a la mañana; lo que parecían empleos indefinidos, se convirtieron en paro perpetuo. Dos de ellos, ni tan siquiera tienen subsidio de desempleo, ni ayudas. "Y lo peor -dice- es que tienen hijos, mis nietos".

"Así que... qué voy a hacer"!. "Reparto más de la mitad de mi pensión... !!!tienen que vivir!!!". "Lo que más me entristece es que a esto no se le ve salida..." "Mi mujer y yo sabemos que nunca veremos la playa, bastante con la alberca del pueblo; sabemos que tengo que olvidar mi sueño de viajar..."

Un día morirá y sus hijos lo sentirán mucho... Esta nación tan insolidaria nunca agradecerá que "los abuelos" están siendo el sustento de sus hijos, cuando debiera ser el revés.

NOTA: El 70% de los casados, con cargas, y con padres jubilados, viven de la pensión de estos últimos.

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Imagen: Obra de la pintora Edurne Gorrotxategi (Getxo, Bizkaia)