"Todo lo referente a mí" de Francisco Javier Rodenas Micó

Querida mía:
Tiendo a pensar que nada sabes en todo lo que se refiere a mí, pero luego me castigas con la distancia, vas y vienes, me llenas y me vacías, y me pregunto si no serás toda una experta.
Recuerdo la primera vez que el destino cruzó nuestras miradas. Era verano y un cielo que intuía nubes dormitaba plácidamente sobre nosotros. Pasaste junto a mí con gesto ausente y te odié por ello; como te he odiado después en tantas ocasiones por esa actitud tan tuya, tan altiva, que te hace parecer distante, inaccesible.
Siempre actúas de la misma manera, supongo que porque forma parte de tu naturaleza. Pero luego, tu mirada regresa de donde quiera que se haya ido y el gris gélido de tus ojos me reconoce entre la multitud; es entonces cuando sé que me he vuelto a enamorar de ti, aunque me haya prometido a mí mismo que no me pasaría de nuevo. Pero esa promesa se desvanece como si nunca se hubiera formulado.
Y luego te vuelvo a odiar por ese juego siniestro al que me sometes. El mundo me hace culpable de crímenes que nunca cometí. ¡Cuántas personas se han dejado la vida por el camino en mi nombre! Cuando la realidad es que eras tú quien las empujaba al abismo en el que habitas.
Aún tardé unos segundos en contestar, no porque no tuviera una respuesta para tu pregunta, sino porque me daba miedo escuchar esa respuesta, incluso aunque fuera de mis labios. Un cielo que intuía nubes dormitaba sobre nuestras cabezas y yo no quería que el baile terminara.
Desde entonces, te has marchado tantas veces como hemos bailado; y, en todas ellas, he tenido la certeza de que habría otras noches para nosotros. Por eso te escribo hoy, por eso te escribo siempre; para que esa certeza se perpetúe como el fuego que nos ama y que nos mata.
Tuyo siempre.
Fdo.: el AMOR, que te querrá hasta la MUERTE.*
(* Carta inspirada en una frase anónima)
••••••••••
Imagen: Obra de la pintora Rosa Salinero (Vitoria / Ciudad Real)