"Terapia" de José Natividad Méndez Patiño

11.11.2020

Supongo que debería ponerte un nombre, por más que seas una libreta de papel reciclado, ella me dijo que eso volvería todas estas notas más íntimas, como si alguien más fuera a leerlo y como si yo fuera a dejar que eso pase.

Anoche opté por irme caminando a casa en vez de tomar uno de los taxis que pasan cerca del consultorio de Laura; con la brisa gélida también se ha desatado cierto ambiente de fraternidad y alegría en los rostros de la gente pese a la incertidumbre y miedo que deja la pandemia, la llegada de la Navidad es algo que siempre me ha dado esperanza y me alegra ver que no soy el único que aún siente agrado por estas fechas.

Pero también será Navidad para ellos, eso le dije durante nuestra sesión de hoy, también le conté que me sobró un poco de dinero del aumento que me dio el Licenciado Madariaga por los riesgos de la cobertura que hago para el periódico, es el modo en el que el viejo se lava las manos por si algo me pasa y supongo que lo que hago también es una forma de lavar las mías.

Con eso pude pagar la colegiatura del hijo de Arturo Cruz, obrero en una de las maquiladoras cercanas a mi domicilio, le dije a las de la administración que era su tío, les mostré los billetes y no hubo más preguntas, así como tampoco las hubo cuando los policías encontraron el cuerpo desmembrado de su padre en una bolsa negra que abandonaron en el baldío del otro lado de la ciudad, creo que los perros que viven ahí nunca fueron tan felices como el día que lograron medio abrir la envoltura para probar algo de carne.

El día que lo sepultaron me las ingenié para hablar con la viuda, entre sollozos me contó que justo la noche en que desapareció le llamó para contarle que iban a darle un aumento y con eso podrían terminar de pagar su casa, inmediatamente recordé todo el víacrucis que fue conseguir que la casera no me sacara del departamento en el que vivo antes de que por fin el hecho de dar a conocer muertes como la de Arturo diera algún tipo de fruto y, además de la sangre, Madariaga olfateara una oportunidad de crear más interés en el periódico a través del morbo; afortunadamente no lo pensó dos veces para darme la responsabilidad de cubrir lo que sucediera con respecto a esta oleada de homicidios con el mismo modus operandi...

Sí, Arturo era la quinta víctima asesinada en esas circunstancias y entre las protestas de comerciantes informales que exigen volver a sus sitios para retomar labores y alimentar a sus familias y los problemas de presupuesto dentro del cuerpo policial, un presunto asesino serial puede esperar un poco más.

Laura dice que no es sano empatizar tanto con los familiares de las víctimas, que simplemente haga mi trabajo e informe sin más donaciones anónimas de dinero ni arreglos florales sobre sus tumbas o que definitivamente analice dejar el trabajo y renunciar a algunos lujos, antes de que lo material me haga quedar completamente roto en cuerpo y alma, pero aún tengo algunas deudas que debo liquidar y un reportaje que debo entregar el lunes a primera hora.

Será acerca de la sexta víctima, una psicóloga que comienza a sospechar y a la que van a encontrar el domingo exactamente en las mismas condiciones que a los demás infelices.