"Navidades compartidas con un senegalés" en Tarifa de Fernando Tresviernes

12.09.2022

Lejos de mi ciudad de Saint Louis en Senegal llegué a las costas gaditanas a finales de noviembre. Me metí en una casa en ruinas abandonada cerca del puerto de Tarifa. Salía a diario buscando alimentos y dinero para sobrevivir.

Así pasaron mis primeras semanas hasta que llegaron las fiestas navideñas. Estaba solo en la calle camino del mercado cuando me paró una mujer mayor. Me preguntó que con quien pasaría la Nochebuena.

Cuando le contesté que solo en una casa abandonada me propuso pasarla con ella y su familia. Le dije que no quería darle trabajo pero me respondió que no era ninguna molestia. Ella deseaba lo celebrara con ellos en su mesa.

También le comenté que apenas tenía ropa por lo que no quería desentonar en su casa. Entonces me propuso que le acompañara a una tienda para comprarme algo nuevo para vestirme para la cena.

Fuimos a una pequeña tienda céntrica y allí me dijo que eligiera la camisa, chaqueta y pantalones que más me gustaran. Después hizo lo mismo en una zapatería cercana.

• Una casa del centro de Tarifa.

Finalmente me dio la dirección de su casa en una calle cercana a la Puerta de Jerez. En una tarjeta con sus señas me anotó la hora a la que me invitaba a que estuviera el día de Nochebuena. Luego se despidió de mí dándome un abrazo.

Pasé nervioso los pocos días que quedaban para la noche del día veinticuatro con la expectación. Cuando me desperté ese día me di una ducha en el baño del cercano hostal África donde algunas veces me dejaban asearme. Luego me vestí con cuidado y desayuné. Pasé las horas con ansiedad haciéndome muchas preguntas.

Comí algunos alimentos que tenía en la vieja casa abandonada. Después leí algún tiempo hasta llegar la media tarde. Me cambié de ropa poniéndome la que me había comprado la buena mujer.

Fui andando cada vez más nervioso hasta llegar a su casa. Llamé al portero automático de su puerta. Al poco la voz alegre de un niño pequeño preguntó quién era. Al decirle que era Fatou empezó a reír. En seguida oí la voz de la mujer mayor que me abrió mientras me decía que subiera.

Cuando llegué a su piso tenían la puerta abierta mientras la familia sonriente me miraba con curiosidad. Entonces la mujer tras darme un fuerte abrazo me dijo que entrara a su casa. Esa noche sentí el amor y el calor de la auténtica Navidad.

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Imagen: Obra de la pintora Rosa Salinero (Vitoria / Ciudad Real)