"La niña, la luna y el pozo" de Maravillas Cora

Qué raro, llevaba ya varias tardes asomándose al pozo situado entre los limoneros, el que esta al lado de la huerta, y volvió a comprobar que el barrizal empezaba a secarse.
¡Madre! -gritó -. Se ha roto el espejo de los limoneros.
¿De qué espejo me hablas, Estrella?
¡Ay, madre! Del único que tenemos para lavar nuestra cara a la la luz de la luna ¿Qué vamos hacer ahora sin luna y sin espejo, madre?
La madre apresuró su paso y algo nerviosa -le dijo- ¿No ves que el pozo no tiene agua, Estrella?
¿ Y dónde se ha ido el agua, madre? ¿Qué vamos a hacer ahora, sin luna y sin espejo?
Y de sus ojos verdes, como el limonero, comenzaron a brotarle un manantial de lágrimas, como un aguacero, escurriendo por las paredes del pozo del limonero.
Olvidada de todos, el tiempo empezó a correr, sin rumbo y sin pausa, como guardando silencio. Y las cuentas de cristal que brotaban de sus ojos fueron rebotando en el barro hasta que, al rumor de los sollozos, radiante y hermosa, fue apareciendo redonda y blanca la luna, acompañada en su espejo por el lucero del alba, que lento ya despertaba del corazón de su huerto.
¿Qué es ese alborozo, hija?
¡ Madre, madre, que en el espejo del pozo del limonero, hoy, ha llegado un lucero acompañando a la luna!
Y envuelta en risas, chillaba ¡ Date prisa, madre, corre! ¡Que el pozo ya tiene agua y hojitas el limonero !
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Obra: "El pozo mallorquín". Miguel Cazaña LLagostera. ARTE.net.