"La chica" de Jesús Sanz Perrón

23.08.2021

La chica lee extasiada en tanto que yo observo absorto el paisaje siempre cambiante que, a modo de calidoscopio, se sucede sin solución de continuidad. ¿Cómo puede permanecer indiferente -me pregunto- ante la avalancha de colores: verdes, azules, ocres..., el arco iris, en fin?. Irá a su trabajo -pienso-, o quizá le espera su novio, o sus padres, o su hermano. Y yo sigo preguntándome, un punto intrigado, por qué no levanta la mirada, siquiera sea un instante, para contemplar la maravilla que la Naturaleza nos ofrece cada día. Por un momento tengo la tentación de interrumpirla y recomendarle -rogarle incluso, por favor- encarecidamente el gratuito espectáculo. Y sigo observándola con curiosidad temiendo que se va a perder el prodigio. El tren va refrenando poco a poco la marcha hasta detenerse junto al andén. Hemos llegado al destino, y entonces sí, la chica cierra el libro y yo alcanzo a leer "La Odisea" y debajo el autor, el gran Homero. Y ahora crece mi indignación, al punto que estoy tentado de montar en cólera y reprenderla -de buenas maneras, eso sí- por haberse perdido el espectáculo que la madre Natura nos regala cada día. Hay que ser sublime, me digo, y aprender a escoger en cada instante, carpe diem, lo que la vida nos regala. Nunca acabaré de entender el desprecio de una juventud cada vez más adicta a perder el tiempo leyendo best sellers, a extasiarse con las mil y una utilidades perfectamente inútiles del móvil, de la pantalla plana, de la TV de plasma, de la TDT, del GPS, de USB, del ADSL, del CD interactivo, de sitcom de patio de vecindad, de los cotilleos mediáticos, de los dimes y diretes, aparatos imposibles que no conducen a ninguna parte y el absoluto desprecio por una belleza que tenemos ahí, al alcance de la mano pero que se desprecia impunemente. Y al fin, como último recurso, pienso: ¡Qué confundida está pero qué razón tiene!

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Imagen: Autor, CIRO MARRA