"Íntimos extraños" de Ignacio Calle Albert

27.10.2020

Corrí las cortinas de la ventana que daban a su esquina, lugar elegido para vivir desde hacía unos cuantos meses. Se acurrucó en el hueco del portón tapándose la cabeza con una gruesa manta raída y sucia. Su enmarañada barba blanca no disfrazaba el demacrado aspecto que lo gobernaba. Una cama de cartón almohadillaba la dureza del empedrado y su eventual compañero, un perro con los mismos huesos que pulgas, iba y venía haciendo su estancia más llevadera. Lo observaba al levantarme y al volver del trabajo por las tardes. Se había convertido en una obsesión que me despertaba constantes intrigas.

Por las mañanas se sentaba allí, sin ningún otro quehacer que el que rezaba el cartel que apoyaba en sus piernas: "Una moneda por una canción". Le había oído en repetidas ocasiones satisfacer los oídos de algunos transeúntes. Desde el primer momento su voz me había cautivado extrañamente, pues me hacía evocar tiempos pretéritos de una infancia olvidada y confusa. Esperaba que alguien se acercara a él y le pidiera otra melodía. Su destreza vocal, evocación de famosos tenores, acunaba de manera especial las emociones de su público, ofreciendo, por una sola moneda, todo el arte que llevaba dentro. En ese tiempo de arias y cavatinas, nunca tuve la valentía de acercarme a él.

Una mañana de invierno no se incorporó. Hacía mucho frío. Nerviosa, intenté que pasara el tiempo distrayéndome con otras cosas, pero mis pasos volvían una y otra vez al mirador de mi atalaya. Por fin, decidí bajar las escaleras y fui a su lado. Coloqué en el platillo unas cuantas monedas para que reaccionara, pero no lo hizo. Se había ido. Entonces observé un papel que arrugaba en su gélida mano. Lo tomé con cuidado y leí:

"A mi encantadora espía:
"Gracias por velar por mí cada día desde tu ventana, por hacerme sentir único, por escuchar mi voz y por querer ayudarme con tu gesto. Ha sido un tiempo maravilloso a tu lado. Te regalo todas las canciones que me has oído cantar a cambio de tu deliciosa mirada... como cuando eras niña..."