"Haga la fila" de Grafo

12.09.2022

Cualquier diligencia que realizara en el centro implicaba vérselas con una fila interminable que debía asumir si quería cumplir con sus deberes acuciantes. Esta vez la esperaba una fila que abarcaba varias cuadras a la redonda. Con los años se había vuelto más estoica frente a ese tipo de situaciones que parecían poner a prueba su nivel de paciencia. Decía que después de pasar por tantas filas en la vida se había forjado un carácter estoico e impasible. "Las filas, aparte de ser un acto reflejo que las personas adoptan para ingresar a algún lugar, son el síntoma de un exceso de disciplina burocrática interviniendo en las más nimias transacciones de la vida cotidiana". Conclusión a la que había llegado, precisamente, mientras estaba en una de ellas. A donde dirigiera la mirada veía filas: en supermercados, en bancos, en la estación de busetas, hasta el señor de la esquina también tenía su propia fila de venta de minutos. Pensaba entonces que también los espermatozoides empezarían a hacer filas para ingresar a la vida y los desahuciados la correspondiente fila para reclamar su ataúd.

Cada quien se entretenía con lo que pudiera ante la lentitud de la marcha y la inclemencia del clima citadino: observaban su celular, leían folletos que repartían por ahí, propiciaban conversaciones esporádicas con el vecino de la fila o escuchaban las conversaciones de otros. A falta de celular y de locuacidad le quedaba escuchar.

Pudo escuchar, por la conversación de sus vecinos, que muchas personas estaban allí desde la madrugada. Algunos llevaban víveres para soportar esas largas jornadas, lo cual no era muy alentador si pretendía salir esa misma tarde. También se rumoraba sobre un nuevo oficio que había surgido en ese contexto: el oficio de guardar puestos en la fila. Supo que las personas que se dedicaban a esto cobraban entre 20 y 30 mil pesos el día, y no pensaba pagar por algo que ella misma podía hacer.

Veía en el rostro de los que llegaban el desconsuelo de quienes observan un futuro no muy prometedor. Casi siempre asumían el puesto con una pregunta: ¿esta es la fila para...?, pregunta que era interrumpida por el paso estrepitoso de un carro pesado. Miraba hacia atrás: la fila se perdía de nuevo en el recodo de la calle. Derrotados por la impaciencia, muchos emprendían una digna retirada.

A cierta hora del día las personas empezaban a manifestar síntomas de ansiedad. Al más leve indicio de injusticia cometida por algún colado, la indignación se manifestaba en insultos e imprecaciones. A parte de los que hacían fila por encargo estaban las personas que aprovechaban su amistad con alguien próximo a ingresar para colarse. No hay un ser más odiado y moralmente condenable dentro de las filas que un colado. Aunque esa hostilidad parecía reflejarse en todas partes: en los transeúntes que se miraban con odio y no cedían el paso, en los conductores que presionaban de manera frenética sus bocinas estridentes. Era la hora en que la ciudad colapsaba y la tensión se percibía en cada gesto.

 las cinco de la tarde el vigilante advertía a los usuarios sobre la inminente hora de cierre y el límite de personas que serían atendidas. Era el último día en que podía reclamar la droga para controlar su presión, de lo contrario la fórmula médica perdería vigencia. Las personas de atrás empezaban a gritarle airadamente al vigilante para que extendieran el plazo de atención, ante lo que él respondía que eran órdenes de arriba y que no podía hacer nada al respecto. Alguien mencionó que era inconcebible que en una bolsa de empleos no existieran plataformas digitales que facilitaran el envío de sus hojas de vida. Ante esta mención se sintió absurda y avergonzada. ¿Se había equivocado de fila? Por no haber preguntado, pensaba. En dónde tenía la cabeza. Lo más embarazoso sería abandonar de manera abrupta una fila de cinco horas y varias cuadras a la redonda. Pero decidió seguir esperando, con esa paciencia que siempre la caracterizaba. No haría una fila de esas en vano.

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Imagen: Obra de la pintora Rosa Salinero Rojas (Vitoria / Ciudad Real)