"Eternas" de Txabi Anuzita Alegria

30.10.2020

De alguna manera tendré que decirte que todo ha terminado. Recoger tu lánguida mano y acariciarla de la manera más tierna; de alguna manera terminar con el dolor que compartimos; decirte calladamente que te quiero tanto, que formas parte de mi y que por esa razón no puedo verte así.

De alguna manera sobran estas palabras, mi amor; pero preciso escucharme mirándote; verte y sentir todo mi amor al decirlas. Mirar, ver tu mirar ausente y llorar estas lágrimas que nadie ve; estos hipidos que nadie escucha; este tembleque que nadie abraza.

De alguna manera te daré mi más tierna declaración de amor para dejarte ir; porque te quiero tanto no puedo verte más así; porque adoro tu vida junto a mí debo terminar con esta lenta agonía; porque somos parte indivisible compartiremos esta separación.

Tienes desde hace días la mirada perdida; pienso que fija en algún recuerdo de nuestra vida en común. Son ya más de cuarenta años compartidos. ¿Cómo resumirlos? ¿Cómo recogerlos ahora, en este momento?

Recuerdo el día que nos dieron la noticia de que el mal que acoge tu cuerpo era terminal. Que no había opción a la cura, tan sólo al alivio y a la espera. Que no podrías volver a casa y esperar el desenlace en tu entorno, abrazada al aroma de los recuerdos que desprenden las paredes de nuestra casa. Me entregaste la mirada más triste y el silencio mas espeso, la certeza nos dio un mazazo sin retorno. Habría que afrontar la vida aceptando su final. Nos preguntamos cuánto tiempo nos queda y no nos dieron mas de tres meses; no aceptamos quedarnos y pedimos regresar juntas a casa, y aquí estamos desde hace mas de seis meses.

Te miro. Sabiendo que ni me miras, ni me ves. ¿Me sientes? ¿Me oyes? ¿Me quieres? ¿En ese cuerpecito bateado por la enfermedad cabe nuestro amor? Echo de menos esa forma tuya de mirarme cargada de ironía y escepticismo cuando te preguntaba cuánto me amabas; porque eras escasamente proclive a demostrar tus sentimientos; y yo te miraba embobada y cada tentativa de sonrisa era un triunfo de nuestro amor. Me muero, ahora, por un amago de vida que me diga que estás ahí y que me sientes tuya; no ya que me amas, sino que me sientes cerca y tuya. Entregada.

Tendré que olvidarte, por mucho que quiera no es fácil ya sabes, eres mi única certeza vital y ahora tengo que despedirme de ti. Apriétame, aunque sea levemente la mano. Dime que sí, que quieres despedirte y que aceptas mi decisión. Me han asegurado que no notarás nada.
Me faltan las fuerzas. Es nuestro momento más intenso e íntimo.

¿Sentiste dolor? ¿Sigues ahí? ¿Conmigo? ¿Ha sido eso una despedida? ¿Has sonreído? Ya no estás. Qué fría es la cera de un beso de nadie.

Ahora me toca a mí. Nada te dije, pero me voy contigo. Tengo otra dosis. Ya está. Y nada más, apenas nada más.

Tu y yo. Eternas.