“El último paso de Fred Astaire” de Igor Marín Ochoa

04.03.2021
  • Joder, le regalé mi Cartier
  • ¿Y qué, tío, y qué?
  • No sé, sentí que tenía que hacerlo...

La escena era horrible. No por repetida. Porque era la última. El fin. Nunca más podría pasar. No quedaban opciones.

  • De verdad que no sé qué ha pasado, Estábamos viendo un clásico en la tele y habíamos bebido. No lo sé, de verdad, no lo sé
  • Se acabó, tío, se ha acabado para siempre.

Desde la ventana del hotel se veían grandes carteles con fotos de mujeres. De escritoras, científicas, políticas. De mujeres normales y extraordinarias. Ninguna cara ni cuerpo respondía al antiguo ideal de perfección. Eran rostros y siluetas de personas normales, con arrugas, con estrías, con la huella del tiempo en la faz y la piel. Sobre aquellas imágenes no había lemas. No era necesario. Se sobreentendía.

  • Era una peli de un incendio. Un rascacielos que ardía mientras sus ocupantes seguían ignorando el peligro que les acechaba. El fuego subía y la gente bailaba.
  • El puto 'Coloso en llamas'. Pero eso no tiene ninguna importancia ahora...
  • Sí, la tiene. Recuerdo que ella me dijo que era la última vez que Fred Astaire bailó en el cine.
  • ¿Y qué? ¿Qué más da? ¡¡Las has jodido tío!! ¡¡¡Para siempre!!!

Sobre el suelo estaba el cuerpo de ella. Su cuello se veía amoratado. Los ojos conservaban el horror intacto. Él estaba sentado. Ella nunca más respiraría. Nunca tendría más sueños ni sonrisas. Más miedos.

La espiral comenzó hace mucho años. Las instituciones y algunos hombres quisieron cambiarlo. Pero la plaga machista fue matando, una a una, a todas las mujeres. Hasta llegar a la última. No había más. No había futuro para nadie.

  • Ella se puso a la defensiva... no sé... no sé qué ha pasado...
  • No has entendido nada
  • Joder, le regalé mi Cartier...