"El Café Español", de María Calvo Palomares

23.05.2019

La entrada de la primavera las coge en el lugar de siempre y con la misma gente. Desde hace unos años, no más de tres o cuatro, ellas se reúnen bajo el manto y el abrigo de El Café Español, un lugar pequeño y muy acogedor del centro de su València. El lugar les ofrece cobijo y su calidez las aproxima en sus reencuentros dos o tres veces por semana. Se reencuentran en honor a la amistad, a la conversación, al café y a la literatura. Provienen de vidas dispares, pero ello, en lugar de ser un problema las une todavía más. La vida les ha otorgado una oportunidad que no piensan desaprovechar. Su amistad las lleva a mantener largas conversaciones sobre los temas más extraños, su café les hace saborear cada minuto de esa amistad y de esas conversaciones. Su aroma les retrotrae, como si de un déjà vú se tratase, todos los recuerdos de años atrás.

Aquellos momentos vividos son para ellas una parte fundamental de sus vidas, son por seguir con la metáfora, su aparato locomotor en la actualidad, aunque ni siquiera se paren a pensarlo.

Han reído, han llorado pero sobre todo han compartido, comparten todas las semanas sus preocupaciones, sus vivencias y sus presentes delante de un café. Allí saborean fragmentos de novelas, de relatos, de ensayos y cómo no, poesías que les remueven los sentimientos, algunos olvidados. Y es allí donde gracias a la literatura surge la idea de preparar un programa y se embarcan con ilusión hacia un camino totalmente desconocido para ellas, con el único fin de comunicar con sus voces. Y allá van. Durante los meses siguientes cada día de encuentro es una nueva luz, tienen que seleccionar qué textos recitarán, tarea nada fácil, hay tantos textos que transmiten las emociones que ellas quieren hacer llegar, tanta gente escribe tan bien, que las dudas para elegir las inundan. Hacen un repaso exhaustivo y es un buen amigo el que hace el papel histórico literario de musa, porque tiene la capacidad de inspirarlas y de aconsejarlas, él es un experto, no obstante lleva casi treinta años paseando los versos de los grandes y de los que él considera importantes, con su voz por pueblos y ciudades. Ahora él es el consejero, el buen consejero, que con su experiencia orienta a sus buenas alumnas.

Meses de trabajo, esfuerzo y mucha agua llegan a su estreno, su València les espera.

En estos momentos no saben que a ese programa iniciador le seguirán otros, que sus voces continuarán circulando por las vidas de gente desconocida. La literatura habrá entrado en sus vidas a través de pequeños sorbos de café. El Café Español será su primer escenario.