" Añoranza"de Esteban Rodríguez Ruiz

28.09.2020

Soñaba con poder regresar y que el escenario de su infancia conservase la habitabilidad suficiente como para que su hija pudiese disfrutar de días similares a los que ella vivió y recuerda con añoranza.

Era muy consciente de que ya habían desaparecido personas que fueron fundamentales: sus abuelos, pero confiaba que sus padres ejercieran el mismo papel con esa pequeña que venía de camino.

No era tan ingenua como para pensar que el paso de los años no había dejado su poso en todo, también en la casa; construida a principio de los años cincuenta del siglo pasado con unos objetivos bien definidos y concretos, condicionados, además de por la falta de recursos, por una funcionalidad que, ya hoy, es bien distinta a la original.

Sus abuelos deseaban una vivienda que cubriese las necesidades imprescindibles e hiciera posible dar respuesta a las exigencias de aquellos sueños de autonomía que llevaban largos años alimentando: una cocina con hogar, habitaciones para dormir y hacer la vida, un pequeño patio, un gran corral con cuadras donde albergar los animales y una cámara en la que poder almacenar piensos, paja y cuanto fuera necesario para asegurar lo ineludible.

Cuando aquella época pasó y se hizo inevitable el emigrar a otras tierras en donde parecía más fácil la vida, nunca dejaron abandonada la casa. Siempre regresaban cuando era posible. Y tras la jubilación, esa casa sería su hogar durante parte del año, salvo en los meses más crudos del invierno.

Eso es lo que ella conoció: una casa grande en donde pasar cada verano, mil rincones cargados de sorpresas y regalos insospechados, y tardes eternas en las que el abuelo le dedicaba todo su tiempo para llevarla al parque, de paseo, con la bicicleta... Un mundo mágico que completaba su día a día en la ciudad, siempre más cargada de obligaciones y horarios poco flexibles.

Eso era lo que soñaba poder regalarle a su futura hija. La colaboración de sus padres, tan necesaria y deseada, la daba por supuesta, también los días que debería ofrecer y regalar la vida.

Muchas cartas en una sola partida, lo sabía, pero no veía razón para renunciar a esta apuesta cargada de sentido.