"Allá arriba" de Cristhian A. Navarro

08.08.2021

Allá arriba no hay nada, al menos nada sólido. A excepción de aves de especies varias y uno que otro avión, todos volando, ajenos a nuestra presencia. No hay más que un montón de nubes arreboladas que parecen venirse abajo poco a poco si uno se queda mirando.

Pero si le preguntara a un niño, es probable que me responda que allá arriba hay un conejo; o un barco, una ardilla, un enorme dragón o tanto como su imaginación le permita. Un castillo con un gigante dentro o hasta nubes tan esponjosas que se puede saltar en ellas. Nubes de azúcar, suaves como el algodón.

Como allá arriba es el paraíso, tal vez respondería el creyente. Un paisaje tan blanco que su mismo color nos hace pensar en la pureza del corazón, esa que es requisito indispensable para algún día subir allá. Les recuerda la promesa de una vida eterna, rodeada de la misma luz que acaricia el contorno de las nubes y la paz que estas transmiten al momento de contemplación.

Es una masa de masa de gotas de agua suspendidas en la atmósfera como efecto de la evaporación, me respondería la gente de ciencia. Y su explicación puede ser que se extienda tanto como para abarcar el por qué de sus formas, el motivo del azul del firmamento y demás datos de compleja naturaleza. Todo para etiquetar, explicar y clasificar.

¿Allá arriba? ¡Qué importa lo que hay allá arriba! Exclamaría el atareado, ese que siempre va tarde a todos lados, al que el trabajo no le da tiempo de nada. Ese que a todas horas está pensando en qué hacer mañana y todo lo que ya no pudo hacer hoy. Al que el día no le ajusta para nada más que para trabajar, mal comer y medio dormir.

¿Allá arriba? Y después de repetir mi misma pregunta, el adulto mayor guardaría silencio. Puede que recordando aquellas tardes de verano, los amores y amigos que ya han partido, tantas memorias que se estiman cerca a pesar de que varias décadas ya han pasado. Contemplaría meditabundo el resplandor del horizonte, sin emitir una palabra, fluyendo con el caudal de recuerdos que corre en libertad y alegría una vez más por su mente.

Ahora que lo pienso, allá no solo hay aves y aviones. Lo hay todo, desde nuestros más profundos anhelos, hasta los más simples jugueteos de la imaginación. Está la esperanza de un futuro prometedor, o puede ser solo la naturaleza haciendo alarde de su majestuosa e ignorada belleza. Allá arriba, está todo lo que hacemos y pensamos acá abajo.

¿Y tú, qué ves allá arriba?

••••••••••

Imagen: Autor, CIRO MARRA