"Al pie de la letra" de Esteban Torres Sagra

20.09.2021

Como me he quedado sin levadura para hacer pan al tercer día del confinamiento y no la encuentro por ningún súper, intento el milagro de que se multipliquen los trozos de barra que sobraron en la cena de anoche -y también el pescado, por ser más fiel a la Escritura- pero nada. Lo he hecho todo al pie de la letra, paso a paso, como dice Marcos (6,34-44), aunque he debido saltarme algún pequeño detalle, porque tengo los mismos dos mendrugos duros y los mismos tres boquerones revenidos que al principio.

Con Lázaro, el padre de mi mujer, antes de que vinieran los de la funeraria probé lo de: ¡levántate y anda!, pero al final se lo llevaron en un arca de pino, con los pies por delante. Algo se me escapa del evangelio de San Juan (11, 1-45) o a lo mejor es que este milagro no funciona con el covid, enfermedad moderna, y solo lo hace con las enfermedades tradicionales como la lepra, la peste o el tifus.

Mis hijos sí, hartos del encierro provocado por la cuarentena, practican a la perfección y a diario lo de "ojo por ojo y diente por diente" que refiere Mateo (5, 38-48). En concreto un ojo morado cada uno y sendos incisivos esta semana. Ya no sé cual de los dos es más cainita. Le han debido salir a la rama de mi suegra.

Lo de lavarnos las manos al estilo Poncio lo clavamos de tanto ensayar la técnica del episodio que refiere Mateo (27, 45-25). Más que a Pilatos podríamos dar clases de higiene a los mismísimos cirujanos del Hospital Monte Sinaí antes de entrar en quirófano.

Sólo me queda intentar seducir a María Magdalena, mi mujer -yo la llamo Mari, a secas- que está muy reacia al conocimiento carnal "por no contagiarse", según dice, aunque llevamos así desde dos mil trece, aunque antes achacaba dolor de cabeza y cansancio.

Si sigo así, encerrado y sin aliciente, sin pasar a la fase uno el lunes, no tendré más remedio que crucificarme en la antena de la terraza.

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Imagen: Obra del pintor Ciro Marra (Roma / Barcelona)